Frivoleo

Con qué frivolidad se están tomando algunos la Cuaresma. Este tiempo de conversión y de penitencia brilla por su ausencia en un ambiente donde solo importa la llegada de la primavera y del buen tiempo. Así está Sevilla, más pendiente de la Feria de abril que de su Semana Grande, cuando apenas falta semana y media para el viernes de Dolores.

En boca de las sevillanas está el traje de flamenca. Unas, ya lo tienen, otras se han comprado uno nuevo -a falta de uno ya tienen dos-, y el resto se arma de paciencia para que salga lo antes posible del taller que se lo está entallando o poniendo los volantes de última generación. El caso es invertir en el traje en época de crisis. Así nos va.

Y podemos preguntarnos, ¿dónde quedaron los buenos propósitos para esta Cuaresma? Si lo que decimos de boquilla estuviera seguido de obras, el mundo sería distinto porque todos seríamos capaces de comprometernos con aquello que nos hemos propuesto, tanto para embarcarnos en grandes aventuras como para asuntos ordinarios. Pero, aún estamos a tiempo de volver la mirada a los pasos de Semana Santa que simbolizan la Pasión, la Muerte y la Resurreción de Jesús. Soy consciente de que a muchos os parecerá una locura lo que os estoy diciendo pero vale la pena intentarlo. Si no sale a la primera, pues a la segunda y a la tercera y a la décima. Lo de menos es que se consiga, lo importante es la intención de fondo.

El mundo en el que vivimos solo corre de un sitio a otro sin interiorizar los momentos por los que pasa su vida. Es más, muchos se esconden cual tortuga bajo el caparazón del alcohol. No se piensa en lo que viene, sino en lo siguiente. Y así estamos, dejando a un lado la Semana Santa para centrarnos de lleno en la Feria, donde el lucimiento y las apariencias son el plato fuerte.

Constantemente vivimos en una irrealidad.

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